Erase una vez un hombre que estaba sentado en las calles de una ciudad, pidiendo limosna a todos los que pasaban. Al ver acercarse desde lejos al rey, pensó que éste se apiadaría de él.
Por eso al tenerlo cerca le dijo : Su Majestad ¿ Me podría regalar una moneda ? Su sorpresa fue mayúscula cuando el monarca, mirándolo fijamente le respondió :"Y tú ¿ que me darás ?, piesa que soy tu señor".
El mendigo que no sabía como reaccionar ante pregunta tan inesperada le respondió : "Pero Majestad, yo no poseo nada que ofreceros", "Algo tendrás, busca en tu bolsa" le dijo el rey. Enfadado el mendigo empezó a hurgar entre sus escasas pertenencias y encontró un pedazo de pan, una manzana y cuatro garbanzos. Pensó que dárselo todo era demasiado, así que sólole ofreció los garbanzos.
El rey le entregó 4 monedas de oro, una por cada garbanzo. Viendo el pordiosero que aquello era un buen negocio, le dijo al monarca: "Espere espere , Majestad, no se vaya, creo que puedo darle algo más. Pero éste rehusó su oferta diciéndole: "Sólo te puedo corresponder a lo que me has dado de corazón".
Al igual que el mendigo, muchos actúan pensando en lo que recibirán a cambio, pero en la vida la mayor satisfación vendrá de lo que hagamos sinceramente, desinteresadamente...¡de corazón! sin esperar recompensas.